Mi pecho derecho ya no es igual que el izquierdo y no
pasa nada. Tiene una cicatriz pequeña (queloide) pero a mis ojos es grande. Ya puedo mirar
mi pecho y no me importa tanto, las cicatrices conforman mi vida y ya no me
pesan.
Hay partes del cuerpo que duelen más que otras por la
intimidad que comportan, jamás imaginé que la extirpación de un sencillo
fibroadenoma en mi pecho derecho me desestabilizara en cierta manera. Ese
rechazo a mi misma me hizo bajar la guardia y hace un par de semanas me di un
pequeño susto con el otro pecho, afortunadamente son quistes de líquido.
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Muchas mujeres siguen sin visitar al ginecólogo y no se
auto-exploran los pechos, debemos empezar a romper ciertos tabús. Seguro que al
leer esto te acuerdes de alguien, si lo haces, anímale a que haga sus
revisiones ginecológicas periódicas.
Ahora me gustaría hablar de ellas, de las mujeres que
luchan contra el cáncer de mama, a las que debemos recordar y acompañar en su
día a día. Y recordar también a todas aquellas personas que sufren alguna
enfermedad
No puedo imaginar lo que debe ser una mastectomía. Son ellas,
mujeres valientes que lo han sufrido las únicas que lo saben. Sólo ellas, que
lo han vivido en primera persona pueden hablar de cómo se sienten, pero
nosotros mujeres y hombres debemos estar a su lado, escuchando, comprendiendo,
respetando su proceso.
A lo largo de nuestra vida nos encontraremos por
desgracia con enfermedades que nos cambiarán físicamente. Pienso que es
necesario que desde nuestra infancia se nos
empiece a educar en valores que nos enriquezcan como personas.
Hoy, mañana, pasado, todos los días SUMÉMONOS AL ROSA,
hombres y mujeres, TOD@S.