Año 93, mi vida transcurría entre
libros y asignaturas que mi cerebro no era capaz de asimilar. Mis horas pasaban
despacio en aquella aula con ventanas al patio y sus consecuentes distracciones
con la clase de gimnasia. Éramos un alumnado variadito y variopinto, la verdad
sea dicha. Ya se cuidaban mucho de dividir al alumnado según sus capacidades y
a los que estábamos “sin etiquetar” nos mezclaban y ¡gualá! una clase no apta para cardíacos.
Imagen de yasalud.com |
Siempre hay alguien que añade un
poco de limón a tu vida y allí estaba él, guapo, guapo de los que duele mirar,
moreno, estatura media, ojos castaños y vivos, cabello color chocolate y una
voz de las más sexys que he escuchado nunca ( algo parecida a la de Jorge Sanz). Yo como siempre sosa, sosa y más tímida si cabe.
Maniobras del destino nos sentábamos
cerca, cerquísima y él que era muy majo entre cambio y cambio de asignatura me
deleitaba cantando en inglés, puesta en escena incluida.
Recuerdo con cariño Lemon de U2,
así fue como conocí al grupo. Él y su inseparable compi me cantaban el
principio de la canción con el "ah-ah-ah" incluido con el que Bono empezaba.
Ah…
Ah-ah-ah
Ah…
Ah-ah-ah
Lemon, see through in the sunlight
She wore lemon,
But never in the daylight
…
!Ains, qué recuerdos!
Ayer me acordé de aquel chico,
que probablemente si no hubiese sido por mi timidez seguramente sería hoy mi
amigo, siempre me llenó de halagos y yo, pues…como me suele pasar, muerta de
vergüenza. ¡Ay, la adolescencia y las inseguridades!
Canta otra vez Lemon que yo te
escucho…
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