lunes, 8 de diciembre de 2014

Meeting again

La noche ya se había colado en el aquel largo día, y a poco tiempo para llegar a casa el momento se iluminó con un emotivo reencuentro.
Dos coches estacionan apresuradamente a un lado de la carretera, baja una mujer de uno y un hombre del otro; corren a encontrarse y se funden en un largo, feliz y reconfortante abrazo.


Y mientras el tiempo se ha parado para ellos la vida sigue y una magnífica luna llena ilumina el momento, las hojas secas caen al son del gélido viento y el abrazo se difumina entre risas y preguntas que se van amontonando (¿cómo estás?, ¡cuánto tiempo!, ¿qué tal te va?...)

Sigo observando con todos mis sentidos hasta que el momento se aleja de mi vista y suspiro…y entonces imagino... y una ráfaga de viento me devuelve a la realidad.



Todavía sigo creyendo en la magia de las casualidades, y no sé a veces pasa, que te encuentras con alguien que hace años que no ves en el sitio más insólito e inimaginable, pero no es lo habitual.
A mí esas cosas no me suelen suceder, y hay personas a las que echas de menos y no las encuentras así  de repente, saliendo del metro, bajando del bus, esperando a cruzar la calle…pero igual...


2 comentarios:

  1. Es más fácil encontrarte con alguien a quien no te apetece nada ver... :/

    Abrazotes, Abril.

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    Respuestas
    1. ¡Vaya que sí! Y si pudieses te evaporarías en ese instante.

      Otro abrazote para ti.

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