sábado, 19 de noviembre de 2016

Tienes agua en los ojos

Tienes agua en los ojos, como un mar agitado por la bravura de las olas.
Tienes agua en los ojos, como un océano salpicado por la luz de las farolas.
Tienes agua en los ojos, como un cielo sin nubes un día de verano.
Tienes agua en los ojos, como las tardes de playa de un pintor valenciano.

Y me vuelve calmada la paz en tu voz, 
y esa alma tuya tan alada.

Tienes agua en los ojos que brota callada.
Tienes agua en los ojos que explota entusiasmada.
Tienes agua en los ojos que trota alborotada.
Tienes agua en los ojos que tricota cansada.

Y me vuelve airada la luz en tu mirada,
y esa calma pausada.

A ti amigo, por poner en mí la luz de tu mirada
y oír mi voz más dormitada.

                                                         

martes, 20 de septiembre de 2016

Las cosas que nunca te dije.

Son tantas las cosas que nunca te dije, ni te voy a decir, ni quizá te diga. Si al final te dijese algo sería que sigo siendo aquella niña que envolvía un pedacito de pan de su almuerzo en papel de aluminio y lo tiraba a la basura, insegura y rota por dentro y por fuera. La que se comía el último trozo de pastel, la que rebañaba el plato con pan.



Aquella niña que jugaba con los bichos bola en el patio de la escuela, la que pronunciaba una "t" y no una "d" cuando decía Madrid, aquella a la que un día castigaron de cara a la pared por levantarse a por un folio.



Soy la niña que se tenía que sentar en las filas de atrás en clase porque todo atendía a un criterio alfabético; la niña que respondía en bajito a las preguntas en clase, para sí misma.

Esa niña que tampoco veía la pizarra y que cuando llegó a las aulas de la universidad supo que no veía de un ojo. Al final era verdad que no veía bien y  no era cuestión de ser perezosa o no querer atender, era por tener visión cero en un ojo. Pero me adapté a las circunstancias y seguí hacia adelante.

Esa niña de melena larga que un día se cortó el pelo como Julia Otero, a la que admiraba tanto.

La niña que contaba y a veces sigue contando con los dedos, que se mordía las uñas y jugaba con las pinzas de la ropa.



Una niña que se creía todo lo que le contaban, a la que tomaban el pelo y le hacían bromas. Llegué a creerme que una compañera de clase se había traído un trozo del Muro de Berlín, y encima me lo regalaba, qué ilusa. Era la que pensaba que giraban las nubes y no la tierra, la que hablaba utilizando palabras que aprendía en los libros que leía; aunque a veces sonasen pomposas.

En la mujer que soy hoy, veo aquella niña, en detalles infinitos. Me acuerdo de esa niña cuando doy un rodeo o me cruzo de acera para no pasar por delante de un grupo grande de gente. La que siempre se gira a mirar hacia atrás cuando va caminando sola por lugares desiertos, la que está siempre en alerta. Y sigo pecando de ingenua y por eso quizá a veces diseccione las cosas y no las vea desde la simplicidad.

La que se siente como una mierda cada mañana, esa soy yo. Y hay días en los que no me valen ni paraguas de colores para días grises, ni pensamientos positivos, ni que brille el sol, ni nada de nada.



Y si fuera valiente...







lunes, 19 de septiembre de 2016

Una de mis grandes pasiones es...The Cinema.

El cine es una de mis grandes pasiones y fue mi refugio en una parte de mi vida. Tampoco soy una experta en la materia, pero me gusta observar cada detalle de una película. Hay veces que los actores y actrices principales o secundarios eclipsan el resto de detalles que quizá el director quiere que nos fijemos.

He visto muchas, quizá demasiadas películas que por edad igual no debería haber visto, pero con las que he disfrutado y recuerdo mejor que otras que pueda haber visionado hace menos tiempo.

Con el cine soy generosa, en el sentido que siempre doy la oportunidad a casi todo tipo de películas, aunque evidentemente tengo mi temática favorita.

Uno de mis films preferido y que siempre recuerdo con cariño es “Cinema Paradiso” y la bonita relación entre Salvatore (Totó) y Alfredo acompañada de la fantástica banda sonora de Ennio Morricone. Me recuerda un poco a una parte de mi vida, cuando acompañaba a mi padre a su trabajo en la cabina del cine y disfrutaba coleccionando los trocitos de fotogramas que sobraban. El ruido de la maquinaria y esa pequeña ventanita donde veías la proyección, era emocionante.


Los ochenta fueron fantásticos en cuanto a variedad de películas, Terminator, E.T El Extraterrestre, Los Cazafantasmas, Los Goonies, Indiana Jones y la Última Cruzada, La Historia Interminable, Dirty Dancing, Bitelchús, El Resplandor, Big, Pesadilla en Elm Street, El Club de los Poetas Muertos, Poltergeist, El Nombre de la Rosa, Cuenta Conmigo, Memorias de África, Cuando Harry encontró a Sally…Mujeres al borde de un ataque de nervios, Armas de Mujer, Dentro del Laberinto…

Si me pongo no paro, así que destacaría la escena final de Terminator cuando Sara se marcha, me da cierta esperanza, es extraño porque ya de pequeña lo veía del mismo modo que ahora. De “El Club de los Poetas muertos” hablé en otra entrada, del increíble Robin Williams; aunque también cabe destacar al chico, ya no tan chico, del que nos cuesta tanto pronunciar su nombre Ethan Hawke.

De Memórias de África me quedo con el viaje en avioneta y mi admirada Meryl Streep, por no hablar de la fantástica banda sonora.

Cuenta conmigo es triste, tierna, it’s poignantly acted by River Phoenix; el actor de mirada triste y profunda que nos dejó tan pronto.


De Mujeres al borde de un ataque de nervios, evidentemente me quedo con el gazpacho ;) y mi querida Rossy de Palma tan fiel a su estilo.



No puedo acabar sin mencionar a mi top ten Tom Hanks marvellous desde Big hasta El puente de los Espías.


Aquí os dejo con esta dispersa entrada y este vídeo de Terminator que he encontrado por la red.


 The storm is coming...





martes, 13 de septiembre de 2016

El fino arte de recomponer el Currículo

Llámalo casualidad o vete tú a saber qué, pero hoy me ha dado por surfear entre mis páginas de cabecera para buscar empleo. Solía entrar día sí y día también, pero últimamente en mi ansia opositora he olvidado adentrarme más en el tema búsqueda de empleo. La verdad que es agotador y te exige de un valiosísimo tiempo que a veces no se aprecia.

Esta tarde en uno de esos momentos de “me escapo por dónde puedo” he entrado a una de esas páginas que suelo consultar y para mi sorpresa he visto que necesitaban dos puestos de trabajo en relación a uno de mis perfiles profesionales. 



Pero claro, dentro de una de mis titulaciones digamos que pueden haber subgrupos por llamarlo de alguna manera; pensándolo bien quizá en las dos. Y eso me ha supuesto tareas de recomposición.

Bueno que he tenido que rehacer mi currículo por enésima vez, más que rehacer he tenido que quitar parte de la formación complementaria, las jornadas y he dudado en quitar la diplomatura ya que el título mínimo exigido para poder acceder a la oferta era la ESO o equivalente.

El problema de quitar formación del currículo u otros datos relacionados con la experiencia profesional es que te quedan vacíos temporales, agujeros negros que has de explicar si llegas a la entrevista de selección.

Se me ha quedado un currículo limpito de verdad, la foto ideal y sobre todo muy actual (percíbase aquí una fina ironía). Al final por mis eggs he dejado la diplomatura, por valorar el sacrificio de mi familia y el mío propio.

La carta de presentación me ha quedado ideal ideal, me he vendido bien, pero luego queda la entrevista que es mi propia cuesta de enero.

Entre los méritos que se valoran entre 0 a 2 puntos está “la buena presencia, amabilidad y educación”; en un pack de tres.
Siempre me sorprende lo de la buena presencia ¿cómo se valora? ¿Qué significa?
Planteémoslo como pregunta tipo test.
  - ¿Qué significa para ti tener buena presencia?
a)     Estar presentablemente buena.
b)     Aparecer de buena manera en un lugar.
c)   Mientras vayas con el pelo bien hechito, limpia y aseada, sobra (como diría alguien que conozco).
Según San Google, para algunas empresas “la buena presencia” significa una buena actitud, alta autoestima, pulcritud en la vestimenta, aseo personal…
Pero la realidad es que si tenemos a una guapa menos cualificada y a una fea más cualificada para el puesto en cuestión, la ganadora por supuesto es la guapa. Y lo digo con conocimiento de causa ya que muchos jefes lo dicen claramente, que prefieren a otra empleada o a otro empleado porque no son tan feos. Cuando digo feo o fea incluyo todas aquellas cosas por las que se discrimina a una persona en el ámbito laboral y en otros aspectos, por ejemplo: el peso, el pelo, el tamaño de la nariz, la altura, el timbre de la voz,…

Allá va mi currículo, carta de presentación y demás documentación; una vez más rumbo a la entrevista de selección. Sería la segunda para el mismo lugar, pero diferente puesto, vamos que les sonará mi cara. Espero que esta vez sea un sí.

Ahí sí que empezaría a cambiar mi vida una vez por todas.




sábado, 3 de septiembre de 2016

Cambio de planes y libros que te encuentran

Hoy había quedado con una amiga para ir a caminar, llámalo intuición o llámalo sucesivos plantones ya imaginaba que al final me tocaría irme sola. Y así ha sido, pero bueno, he decidido seguir mi marcha y he improvisado una nueva ruta que me ha llevado del pueblo a la ciudad. Ha sido genial.
He disfrutado de un trayecto agradable, sin calor y encantada con el paisaje. Haciendo fotos sin que nadie me diga que son una chorrada o repetitivas.


He llegado temprano a la ciudad y me he tomado un café con leche y he leído la prensa, incluso he disfrutado con alguna de las noticias.

Cuando han abierto las tiendas me he comprado un tinte porque las canas han invadido mi cuero cabelludo y no es algo que me preocupe, pero claro si se concentran todas en una mala área, sinceramente no me veo muy bien. Encima he pillado una buena oferta y me he llevado dos tintes.

Prometo que no quería ir, pero cuando he pasado por la biblioteca he sentido un deseo irrefrenable de entrar y allá que he ido. Es una sensación tan difícil de explicar es como cuando te comías esas tiras anchas parecidas a un regaliz que estabas repletas de azúcar o pica-pica y sentías como un cosquilleo en la tripa. Así me siento con las bibliotecas.
Imaginaos un sábado de septiembre por la mañana, éramos tres como sumo cuatro en la biblioteca. He subido a la primera planta, he visualizado Narrativa en Castellano y he seguido como zombi con hambre hasta llegar a la A, luego Ab, Ac, Ad,…All; Isabel Allende. Y después de un vistazo rápido no he encontrado “El amante japonés”. Ya lo imaginaba.
Y volviendo por el largo pasillo, atisbo de reojo algo interesante y pienso “pues me va a venir bien leer algo en mi lengua materna”. 

Y repasando delicadamente cada ejemplar de la estantería me he encontrado con este libro, mejor dicho, el libro me ha encontrado a mí.


Y me lo he llevado y después he emprendido la vuelta a casa, más feliz que feliz.


Así son las cosas a veces no salen como las habíamos planeado y sin embargo nos encontramos mejores resultados y experiencias más gratas.


jueves, 1 de septiembre de 2016

Amanece Septiembre



Ayer terminó Agosto, fue un día productivo y extraño. Por la mañana hice ejercicio en buena compañía, tiempo atrás hubiese sido impensable para mí porque seguro que me hubiese sentido incómoda. El carácter y la valía de la persona que te enseña hace mucho también…bueno y la paciencia ;)

También sé que he de seguir sola el camino, aunque en el fondo me cueste. Mi relación con el deporte y el ejercicio físico ha sido variopinta, siempre lo he intentado.
Lo intenté con el básquet, pero complexión física y demás…me pasaba los partidos en el banquillo.


Si hablamos del fútbol, he de decir que me gustaba, e insistía a mis compañeros del cole en jugar con ellos, aunque fuese de portera. Pero al final en esos días de insistir me dieron un balonazo en toda la cara con el balón de reglamento y acabé con la nariz sangrando. Y ahí terminó todo.
En velocidad era buena, 60, 80, 100, 400m, recuerdo un día en los 400m que adelanté a un compañero y finalmente quedé tercera. Bueno, pues luego me llevé un rapapolvo por parte del compañero en cuestión. Recuerdo sus palabras - ¿por qué me has adelantado?- dijo él. Y unas cuántas cosas más…mejor lo dejo ahí.



El ciclismo me encantaba, el verano de mis 15 años hice voluntariado ecológico y nos pasamos 3 meses con la bici de aquí para allá. Íbamos en parejas, Edgar era mi compañero de aventuras.

Mi afición por el ciclismo vino un poco por mi padre y un novio ciclista que tuve. Seguía el Tour, El Giro, La vuelta a España y súper fan de Pedro Delgado y Miguel Induráin. Era un poco grupee en ese aspecto y  llegué a saltar vallas y esas cosas para hacerme fotos.
Mi padre solía salir con la bicicleta y probablemente si me hubiese llevado con él hoy en día me mantendría en este deporte. Hace tantos años que no me subo a una bicicleta…

En el Instituto tuve una profe muy maja de gimnasia que aunque cuando dábamos vueltas al patio nos decía “que éramos más caldosas que el Avecrem”, reconozco que yo no tenía mucho brío corriendo, luego en la parte positiva cuando lo hacías bien te animaba mucho. Recuerdo que me decía: - Mira, mira, ven y verás que tiempo has hecho, no te lo creerás, muy bien, muy bien.


Poca gente sabe que practiqué Rugby, mi adolescencia fue bastante productiva. A los 16 años a una amiga y a mí nos empezó a interesar el Rugby. Nos íbamos en bici a la playa y un día de casualidad vimos que estaban entrenando y nos acercamos a ver y al final terminamos jugando, incluso diría que fui más veces titular que mi época del básquet. 



Y en la época de la Universidad nos dio por el aerobic, a parte de los jueves en Caribbeans y el ritmo vuelta. Eso sería un capítulo aparte.

La tarde de ayer siguió siendo productiva, me fui a donar sangre y en el camino me encontré a una conocida, que le tengo mucho mucho cariño; la mujer se me puso a llorar y le propuse que nos tomásemos un granizado de limón y hablásemos un poco. Me dieron ganas de llorar también pero en cierta manera debía intentar animarla y así lo hice.

Al final llegué al Centro de Salud y lo típico que me pasa siempre la pregunta del millón:- ¿de quién eres? - ¡¡Oh, qué pesadez!!

El cuestionario es rápido y sencillo; las preguntas del médico también. He de reconocer que dudé en el peso, gramo arriba, gramo abajo y el médico pensó que me ponía peso, jajaja y no que me quitaba. Y ya al llegar a la altura me reí y le dije: - venga va, ponme 1,61.
En un visto y no visto había terminado y estaba ahí tan ricamente tomándome mi trina de naranja, feliz como una perdiz. Ya es mi sexta donación.



Y colorín colorado me voy a repasar mi oral de inglés.


lunes, 22 de agosto de 2016

El viaje de Abril

Pues sí, me encanta escribir, y sé que realmente no lo hago tan bien como quisiera. Tengo claro que incorrecciones gramaticales y léxicas debo tener bastantes, pero he llegado a la conclusión de que “escribir me hace bien” y voy a retomar el blog. Tampoco lo dejé por ese motivo, pero la verdad es que he tenido pocas fuerzas para enfrentarme a la realidad.



Mucha gente de aquí, de Internet me ha ayudado a retomar aquellos sueños que una vez tuve, y al mismo tiempo me ha empujado un poco a seguir hacia adelante. Los actos más sencillos, una palabra de ánimo, el exponer sus preocupaciones y compartirlas con el resto del mundo; parece que no pero ayuda mucho.

Por otro lado está la gente que la vida te pone en el camino, que encuentras sin buscar y que te tiende una mano sincera, desnuda sin esperar nada a cambio y te hace ver la realidad de las cosas. A veces no vemos nuestra vida tal y cómo es porque por unas circunstancias u otras dejamos de ser nosotros mismos.



Sé que mi vida a partir de ahora puede que no sea fácil pero al final de este camino que comienzo a emprender voy a ver cumplidos parte de mis sueños, los míos propios.

Estoy sumamente agradecida por haber encontrado personas que se han molestado en conocerme realmente como soy, con las que he podido y puedo ser yo misma. Personas que comprenden el sentido del silencio y con las que compartirlo es hermoso. Porque hay silencios que lo dicen todo y miradas que te comprenden y envuelven en su quietud.


Intentaré pasarme más por aquí y leeros como  hacía antes; y aprender tanto de vosotras y vosotros como lo he hecho hasta ahora.


¡Hasta pronto, un fuerte abrazo!